viernes, 24 de febrero de 2012

De rebajas


Entre los muchos consejos que he recibido sobre la maternidad está el de aprovechar las rebajas para comprar ropa a los niños. Pues bien, esto es lo que he hecho hoy.

Me indicaron que fuera previsora y le comprara modelitos para el año siguiente. Para eso hay que hacer cálculos y planteamientos sumamente complicados si eres de letras: edad del niño para el próximo otoño, posible peso y estatura, previsibles tallas, nivel de desarrollo del bebé... ¿Y si aprende a andar en verano? Tal vez el redondo bebote que ahora ni siquiera gatea en otoño es un niño esbelto y fino. ¿Le quedaría entonces bien un pelele o tendría ya que comprarle un pantalón o un vestido de mayor?

Tanta incógnita y tanto cálculo me han dejado aturdida durante un buen rato en la tienda. Después de una consulta telefónica al personal shopper y de un envío fotográfico de modelitos, he optado por comprar un pelele al ahora bebote para que lo luzca esta primavera. Ya veremos cómo nos apañamos en otoño. 

Baby's fashion victim

A sus ocho meses, Catalina tiene personal shopper, dos modistas y varias estilistas. Su madre no ejerce ninguna de estas funciones. No tiene ni el estilo ni las habilidades apropiadas. Ella es la chica de los recados y la doncella que se encarga de vestir a la niña. 

Mientras se gestaba en el vientre materno, ya era dueña y señora de una canastilla de vértigo: patucos (o peúcos), jerseys de lana, camisas de batista, faldones, bodys de algodón, capotas, baberos... Se trata de su primera herencia, conservada con un mimo de lo más pulcro por parte de sus tías-estilistas.


Cada vez que volamos a Madrid volvemos a Mallorca con cajas y cajas. En su interior, aquello con lo que después la identificarán como "una niña del Norte". 
  
Al contar con tanta asesora especializada y pese a no ser yo una adicta a las compras ni una fashion victim, me veo ahora en la obligación de otorgar notable importancia a la vestimenta de la niña. Tal vez más que a mía propia... (y esto que no lo lea ni mi madre ni mi marido).


martes, 21 de febrero de 2012

Planazo: un baño con amigos

Es invierno, hace frío y, pese a todo, cuando hay que pasar la tarde con niños, no conviene descartar ningún plan aunque a priori parezca disparatado. 



A mi Black Berry llegan de media a diario una decena de fotografías procedentes del "chat wasapero" que comparto con mis amigas del alma. Como si nos encontrásemos en una cafetería, entorno a las nueve y media de la noche comenzamos a cotorrear. No pronunciamos palabra. Son nuestros dedos los que hablan a través de las teclas o pantallas táctiles de nuestros teléfonos. Mientras, los maridos nerviosos. Pero es superior a nosotras. Cotilleamos, compartimos recetas y, sobre todo, hablamos e intercambiamos instantáneas de nuestros hijos. 


Hace menos de una semana me sorprendió una foto enviada por Lupa: Javierete, su hijo, compartía baño con Lucía jr., la hija de Kikina, otra amiga del chat. Me llamó la atención la escena porque mis amigas no son vecinas; tampoco era un día especial en el que una le cuidaba el hijo a la otra o se quedaban a dormir. ¡Qué va! Era una tarde cualquiera en la que dos amigas había quedado y decidido bañar a sus hijos para pasar el rato y, de paso, volver a casa con el bebé limpito y finiquitao para el día siguiente.


No me pareció ni una idea brillante ni tampoco pensé en copiarla pero, casualidades o necesidades de la vida, han hecho que en los últimos 3 días, mi hija compartiera baño en dos ocasiones. ¡Y con dos varones, además! Primero, con Felipe, que vino el domingo a comer a casa con su padre. A mitad de la tarde, necesitamos nueva distracción para los niños mientras seguíamos con la tertulia. En lugar de tele, un baño ¿Por qué no? Esta tarde ha sido con Tomás, su primo. Mi cuñada me propuso directamente este plan y, como si de algo habitual ya se tratase, allá que nos fuimos: a darnos los baños



miércoles, 15 de febrero de 2012

Como la mayonesa

Esta semana Catalina se ha comportado como una mayonesa que, con la minipymer sin darte apenas cuenta toma rápidamente consistencia.


Una noche su padre la sentó y permaneció en su sitio. Así, sin más historia. Se trata de un paso importante en su desarrollo psicomotor. La niña es de la vieja escuela pues las nuevas teorías relacionadas con este asunto consideran mejor que el bebé aprenda antes a gatear que a sentarse. Supongo también que va con su carácter. Sentada, observa y observa. Es espectadora del circo que le rodea y, disfruta de los nuevos campos visuales que le ofrece la nueva postura. A su lado, Guillermina, su prima "melliza"*, es una acróbata que repta, gira en todos los sentidos, se sienta, se mueve de acá para allá... 

Continuando los cambios repentinos de mi mayonesa, en una cola de embarque le ofrecí una galleta. La devoró. Comiendo galletas y sentada en el sofá de su madrina recibió a sus primos madrileños en la party organizada en su honor. Sus padres estaban en una boda. A su alrededor, una decena de caras nuevas. Ni se inmutó. Ni lloró. Ni echó de menos a sus padres. Las galletas le bastaron para ser feliz.

Por último, el juguete de la temporada: el circo ambulante. Lo domina. Ha descubierto que sentada puede activar todos los cachivaches de la "caravana". Es dejarla en el parque, darse la media vuelta, y escuchar "música del oeste". La miro y sonríe orgullosa. Le rechifla.


*Guillermina nació 20 días después que Catalina pero con 7 semanas de gestación más. 

martes, 7 de febrero de 2012

¿Quién me cuida a mí?


El bebé transforma la percepción y el comportamiento inconsciente de la madre ante una entrevista de trabajo. Está claro que, con la que está cayendo, entrar en el mercado laboral ya es una lotería. Pero, con un niño en la retaguardia, es probable que intervengan nuevas dudas y planteamientos vitales y profesionales. Horario, condiciones económicas, familiares, sociales y personales son ahora examinados con lupa por la entrevistada que se hace preguntas como estas: 

¿Merece la pena dejar a tu bebé con otra persona? 
¿Cuanto vale emocional y económicamente dejar a tu bebé?
¿Mi salario - el salario de la chica =? A veces el resultado de esta resta es de unos pocos euros.  
¿Guardería y probabilidad de enfermedades
¿Con quién se queda el niño si se pone enfermo?

¿Compensa llegar a casa a las ocho de la tarde? 
¿Cuántas horas estaré con el niño despierto a lo largo del día? 
¿Y si planteo a la empresa un horario más flexible? 
¿Por qué en España no racionalizan los horarios de una vez por todas? Ésta sería para mi la mejor reforma laboral

¿Puedo no trabajar
¿El no trabajar es un lujo o un sacrificio?
¿Existe la auténtica conciliación o es una utopía? 
¿Y si trabajo como autónoma
¿Trabajar en casa o fuera de casa?
¿Lograré sacar horas en mi día a día materno? 

Cada madre se formulará estas y otras preguntas cuando se enfrenta la dicotomía familia-trabajo. Cuestiones q generan insomnio. Muchas se quedan sin resolver... 

sábado, 4 de febrero de 2012

Hablan: La Competición

Cuando el bebé comienza con las sílabas, cuidado. La casa deja de ser hogar y se convierte en un ring. El niño está disfrutando de su descubrimiento: el sonido sale de su boca. Es un juego divertidisimo. Modula la voz y emplea los labios para pronunciar PA,  MÁ y poco más.

El bebé no otorga significado alguno a sus sílabas. El llanto y algún grito son todavía sus herramientas comunicativas para pedir o expresar lo que necesita.

Sin embargo, por primera, y esperemos única vez en la vida matrimonial, sus padres entran en una cruel competición por conseguir ser nombrados por el niño. Como tontos comienzan a repetirle al "papá"- "mamá". Ella ríe.

Curiosamente, en mi casa he constatado lo siguiente:  Cuando el bebé está contento gana Papá. Nunca menciona a aquella que la parió. Y cuando llora desconsoladamente repite y repite: "Mamá-mamá".

Ella no da todavía significado  a sus primeras palabras pero a sus padres les da mucho qué pensar. Más a la madre.